El prólogo de Jacques Reviere es muy interesante y esclarecedor de la psique de Rimbaud, la cual se proyecta en unos versos orgánicos, gritados y escupidos a la cara de la vida. Una vida que se adhiere a la piel del poeta como enfermedad ponzoñosa, a la que se enfrenta con furia sin concesiones. Dentro de una libertad primitiva y pura que no sabe de sentimentalismos o empatía hacia nada.
Difícil y tremendamente sugestiva.
"ELLA"
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