Se ha quedado a las puertas de ser una buena novela, hay algo que falla en la narración y no llega a envolverte del todo, siempre te deja un hueco por donde escapar.
Tenia ganas de leer algo sobre este tema y me cayo este libro en las manos, pero pensé que este no iba a ser el libro adecuado, por sus autores que yo no conocía bien pero si había escuchado o leído algo breve sobre uno de ellos ellos, Hans Kung, todo lo contrario es un libro que da mucho que pensar y esta escrito con una lucidez impecable.
Todo muy bonito y muy bien enmoquetado y de hace muchos años, precioso, una maravilla rescatada del olvido, que bien que listos somos, lo que hemos hecho con reavivar a esta escritor (discurso de los editores) ahora a vender como churros (a estos rocinantes).
Una señorita de buen ver tiene la suerte de encontrar caballero, libertino como ella, se enamoran, joden y se casan. Y le da su bendición para que apague sus ardores como y con quien quiera, eso sí, sin que se lo confiese nunca.
AL principio me costo, ¿poesías góticas? no me ayudaba un libro de diseño tan higiénico y unas ilustraciones tan esquemáticas con trazo de boceto.
Pero hoy se abierto para mi como una flor seca, hoy deber ser el día para "El baile de los vampiros" y lo voy a volver a releer para mecerme en los brazos de la novia cadáver.
La primera mitad del libro me entusiasmo, llena de sensibilidad y de asombro ante los acontecimientos cotidianos de la vida a pesar ( o tal vez por ello) de un cuerpo lastrado por el dolor. Sin embargo el resto de la lectura elige otro camino, quiebra esa línea y me resulto difícil empatizar con lo que leía. Me recupere con el capítulo dedicado a Marguerite Moreno, con muy bellas emanaciones, confidencias y texturas olorosas.
Es el primer cómic que leo, así que tampoco tengo una experiencia con este tipo de lecturas graficas. Lo que me ha parecido es que el conjunto esta muy bien y es entretenido, solo que los textos rozan lo absurdo en ocasiones.
El sabor de la luz que ciega reflejada en el mar, el sabor imborrable de las personas que anclan su raíz en la piel del otro y acompañan igual que las vivencias de un verano irrepetible la forma de mirar y comportarse en la vida.