
Incluso el primer enamoramiento de la historia de la humanidad esta dotado de un ambiente de ternura brutal, donde la mujer es un objeto que se deja hacer, cual musa pasiva, el medio para una creación tan luminosa como el amor y cuya voz no aparece a lo largo del texto. Una mezcla orgánica de luz, cinismo y dolorosa apatía femenina.
Mujeres calzadas fuera de estereotipos conservadores y puritanos, cínicas que nos miran con ojos entrecerrados y maliciosos, o inmaduras llevadas al extremo por sus apegos y obsesiones, para su perdición o la de su acompañante.
“ELLA”.
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